Nuestro país (Argentina) posee su propia cultura e historia de consumo de vino y los “pingüinos para vino” son una imágen icónica que todos recordamos de las mesas de antaño.
Según se dice, éstas particulares jarras llegaron hacia 1930 junto con lo inmigrantes italianos. En aquel momento, aún no existía la ley de envasado en origen y muchas bodegas enviaban sus vinos a granel a las principales ciudades donde más se consumía. El vino llegaba a las pulperías en envases de hasta 200 litros, y para llevar el vino a las mesas, los mozos hacían uso de jarras con diseños varios. Existían jarras con manijas de mimbre, jarras de vidrio y otros muchos modelos de jarras cerámicas zoomórficas. Se cree que el pingüino se impuso entre todas por el simpático parecido entre este animal y la vestimenta del mozo encargado de servir el vino.
Y si bien suena increíble para cualquier persona que está sobre los 40, hoy en día hay jóvenes que nunca han visto una jarra pingüino y no tienen noción del su valor cultural.
Ésta es justamente la idea fuerza de Pinto, un emprendimiento mendocino que rediseñó la jarra con una estética digital y tecnología de última generación.
PINTO, es una jarra moldeada mediante software, cuyas matrices se elaboran a partir de impresión 3D.
Aunque la fabricación se completa con el tradicional colado de cerámica, el esmalte transparente permite que se aprecien las finas líneas de la impresión 3D del molde.
“El concepto detrás de nuestro diseño es simple: acercar un ícono de la tradición vitivinícola en las nuevas generaciones. El modelo “de baja resolución” – técnicamente llamado “lowpoly” – le aporta al diseño un lenguaje contemporáneo y la distingue de cualquier otra del mercado” cuenta su creadora Florencia André Bossardt.
PINTO es un producto hecho a mano y fabricado en Mendoza.
Por sus diferentes tamaños resulta un excelente regalo u obsequio para este fin de año.
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Contacto: pintadetinto@gmail.com
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