Como la mayoría de las variedades europeas, esta uva llegó a nuestro país con las corrientes inmigratorias que sirvieron para cambiar y forjar la economía y cultura argentina durante el S.XIX. El Bonarda tiene sus orígenes en ambos lados de los Alpes y desembarcó en la Argentina de la mano de los inmigrantes de la región del Piamonte Italiano junto con otras variedades como el Nebbiolo, el Toccai, el Friuliano y el Barbera.
De todas estas uvas, fue la Bonarda la que más éxito tuvo a la hora de adaptarse a las particularidades del suelo argentino especialmente en las provincias de San Juan y Mendoza, siendo esta última provincia la que acumula el 84% del total de plantaciones esta uva. De hecho, según un estudio de 2016 del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la Bonarda ocupa el segundo lugar en hectáreas plantadas con el 16,8% (18.233 hectáreas) del total, detrás del Malbec que ostenta un 35,7%.
Un vino para comer
Andrea Núñez es Sommelier de la bodega Catena Zapata y cuenta que, de hecho, fue esta la primera variedad plantada -y la favorita- de la familia bodeguera. “A la Bonarda le gusta el calor por ello la familia Catena plantó inicialmente a orillas del Río Tunuyán. Se trata de un vino súper fácil de beber con aromas a frutas rojas y un paladar goloso con taninos suaves”, explica.
“La Bonarda se traduce en un vino suave con taninos tranquilos y buen cuerpo. Tiene similitudes sensoriales con el Malbec, siendo aun más suave en la mayoría de los casos”, explica. Esto hace que el Bonarda sea un vino considerado para beber todos los días “especialmente en Italia, donde no se concibe acompañar una buena comida sin un buen vino”, sintetiza la sommelier.
Se trata de un vino super fácil de beber con aromas a frutas rojas y un paladar goloso con taninos suaves
Tres recomendaciones para acompañar con Bonarda
-Pastas caseras
“Un plato ideal para acompañar con Bonarda serían unos pappardelle con salsa bolognesa. Aquí la clave es la calidad de la carne picada y los vegetales que dan textura a la salsa” -explica- O con pastas rellenas como los clásicos ravioles a la pomarola con interior de carne o pollo cubiertos con suculenta salsa de tomates”.
-Carnes rojas
“El Bonarda también es ideal para acompañar carnes preparadas de distintas formas. Asadas, condimentadas y también guisos y carnes de cocción prolongada”.
-Vegetales grillados
“Por último, las características del vino Bonarda también lo hacen recomendable a la hora de acompañar distintos tipos de vegetales asados o grillados”.
El vino del futuro
Distintas publicaciones internacionales ven al Bonarda como “el vino del futuro” para la Argentina. Esto se debe a que principalmente se lo considera un vino “fácil de beber”, más suave que el Malbec y accesible.
Otro estudio del Instituto Nacional de Vitivinicultura confirma esta tendencia y muestra un crecimiento impactante en los últimos diez años, tanto para el consumo interno como en cuanto a las exportaciones.
De a poco pero de manera sostenida, el Bonarda se va ganando el lugar que merece en la mesa y el paladar de los argentinos. Un vino de herencia europea que tomó características únicas después de terminar su travesía de los Alpes a los Andes.
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