Presentamos la segunda parte del “LA PODA EN LA VID”, a cargo de Gustavo Aliquó, Aníbal Catania y Germán Aguado y publicado por el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – Estación Experimental Agropecuaria Mendoza).
Para leer la primera parte pueden seguir el siguiente enlace: La poda – informe del INTA | Parte 1: Las yemas
Definición de poda
La práctica de la poda consiste en la eliminación de partes vivas de la planta (sarmientos, brazos, partes del tronco, partes herbáceas, etc.) con el fin de modificar el hábito de crecimiento natural de la cepa, adecuándola a las necesidades del viticultor.
Comportamiento de las vides no podadas
La vid (Vitis vinifera L.) pertenece a la familia de las Vitáceas, es una planta que se caracteriza por ser una liana con aspecto de arbusto sarmentoso y trepador, con tendencia al crecimiento continuo. En su medio natural y en condiciones de libre crecimiento adquiere un excesivo desarrollo vegetativo alejándose más y más cada año los brazos del tronco. La planta adquiere dimensiones y formatos grandes, desordenados y enmarañados. En estas condiciones las yemas ubicadas en el extremo de los sarmientos son las que preferentemente se desarrollan por ser
las mejor alimentadas y formadas y por la marcada dominancia apical o acrotonía que caracteriza a la especie. En la base y regiones medias de los sarmientos quedan numerosas yemas latentes sin brotar. Los pámpanos son abundantes pero de poco vigor individual; la expresión vegetativa no guarda relación con su producción en frutos, la cual se torna “vecera” no siendo constante año a año. Los racimos son abundantes y de tamaño reducido, con bayas pequeñas de maduración deficiente, retrasada y de baja calidad.
En estado natural, sin intervenciones culturales, la vid con el tiempo alcanza un equilibrio entre su producción y su vegetación, lo cual en condiciones ambientales favorables le permite una prolongada vida, pero sin posibilidades de rendimientos satisfactorios. Por estas causas la poda se admite como operación necesaria, ya que sin ella el cultivo de la vid no sería económicamente posible (Hidalgo, 2003).
Fundamentos de la poda
La vid fructifica en los pámpanos de un año, generalmente nacidos sobre madera del año anterior, la poda limita el número y longitud de los sarmientos. De ésta manera se efectúa un balance entre su vigor y su producción regulando la misma tanto en cantidad como en calidad. Con la poda las cepas adquieren mayor longevidad debido a que todos los años se está renovando material vegetativo. En el sitio de cultivo, nos permite formar a la planta acorde con el espacio que ocupa, la densidad de plantación, el sistema de conducción elegido y la cantidad de yemas según la capacidad de la cepa, es decir la potencialidad de crecimiento total que cada planta posee.
Principios generales de la poda
Los principios generales aquí expuestos, surgen del conocimiento del hábito de crecimiento y fructificación de la vid, como así también, de la forma en que la planta responde a la remoción de alguna de sus partes. Las principales nociones se listan a continuación:
1. La vid fructifica en pámpanos de un año nacidos en madera del año anterior.
2. Los pámpanos que nacen sobre “madera vieja” de dos o más años, denominados chupones, tienen su origen en yemas latentes y pueden ser frutales o no según la fertilidad de estas yemas.
3. Las yemas terminales de un sarmiento en posición vertical, son las que desarrollan mejores pámpanos por razones nutricionales y hormonales (acrotonía e inhibición correlativa).
4. Los sarmientos de mediano vigor son los más fructíferos. Los excesivamente vigorosos y los débiles presentan yemas poco diferenciadas debido a una deficiente nutrición.
5. El vigor de los pámpanos de una planta es inversamente proporcional al número de éstos y a la cantidad de frutos.
6. La capacidad de una planta (producción total de fruto y madera) depende de su actividad fotosintética. Como ésta tiene lugar casi exclusivamente en las hojas del vegetal, resulta que la capacidad está estrechamente vinculada con la superficie foliar.
7. La poda debe adecuarse al hábito de fructificación de la variedad como así también a la capacidad de la planta. Una poda normal y balanceada es aquella que logra la mayor producción de frutos sin provocar el debilitamiento de la cepa.
8. La poda y la producción de frutos, por separado y en conjunto, reducen la capacidad de la planta. Esto es:
a. Una poda “intensa” reduce el número de hojas y como consecuencia, la elaboración de sustancias nutritivas por fotosíntesis.
b. Una producción excesiva de frutos demanda gran cantidad de sustancias nutritivas, disminuyen entonces las reservas que la cepa necesita para alcanzar una brotación, floración y cuaje normales la temporada siguiente.
Objetivos de la poda
– Contribuir a establecer la forma de la planta -según el sistema de conducción elegido- y su posterior mantenimiento a fin de lograr la mayor operatividad y eficiencia en las labores propias del cultivo.
– Reducir el envejecimiento de la cepa mediante la renovación de sus partes.
– Seleccionar yemas fértiles.
– Limitar el número de yemas a fin de mantener el necesario equilibrio entre la producción de frutos y la producción de madera, lo que permitirá asegurar una capacidad adecuada de la planta.
– Distribuir armónicamente las unidades de carga en la planta (pitones y cargadores), según su capacidad (cantidad total de frutos y madera obtenidos), para mantener producciones adecuadas y uniformes en el tiempo.
– Regular el número de brotes y por lo tanto el número y tamaño de los racimos.
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