Siempre tenemos esa idea que para sacarnos el frío del cuerpo, no hay anda mejor que un poco de alcohol. Error.
Este es un mito popular que recorre todo el mundo desde hace centenares de años, y la referencia más fuerte es esa imagen que tenemos en nuestra memoria de un gigantesco San Bernardo con su barril de ron, brandy o whisky.
Pero vamos a la realidad: eso no es más que una linda foto marketinera y muy linda para enmarcar y colgar en nuestra casa.
El alcohol no ayuda a recuperar la temperatura corporal, es más el alcohol ayuda a que, suponiendo una situación de muerte por congelamiento, podamos perecer más rápido.
¿Y esto por qué?
Cuando el cuerpo comienza a sufrir principio de congelamiento, el organismo (y la sabia naturaleza) hacen que el sistema circulatorio se concentre en mantener a temperatura y con circulación sanguínea a nuestros órganos vitales, los cuales en su mayoría se encuentran en el tórax y cabeza.
Por ende las primeras partes del cuerpo en donde deja de circular sangre son las extremidades, por eso habrán leído muchas veces que quienes hacen alpinismo suelen perder sus dedos del pie o manos.
Volvamos al alcohol.
Cualquier bebida que tenga este elemento (sobre todo las de mayor concentración) uno de los papeles que cumple en el organismo es de dilatar los vasos sanguíneos, logrando que la circulación de la sangre sea más lenta.
Entonces, imaginemos que nuestro cuerpo se concentra en “cerrar” ciertos vasos sanguíneos para mantener la sangre en el centro del cuerpo, y nosotros al beber alcohol hacemos que la sangre fluya nuevamente por todo el sistema circulatorio, dejando así expuestos lo realmente vital para seguir viviendo (el corazón principalmente) y entre el frío y la circulación lenta nos lleva a un deceso inminente.
¿Y por qué sentimos menos frio al tomar alcohol?
Esto no es más que por la pérdida de sensibilidad a causa del grado alcohólico que adquirimos.
Pablo Ponce
@pablop11
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