Se viene el día del amigo y si bien, no es de las fechas donde más regalos uno acostumbra hacer, siempre es bueno agasajarlos como corresponde.
¿Por qué regalar un vino se convierte en una excelente opción?
Porque ese regalo inesperado seguramente les generará una alegría particular, y hacer feliz a alguien nos hace bien a todos.
Porque siempre es un buen gancho para que de ese obsequio derive en una juntada. Si ya está el vino, lo único que falta es el asado!
Porque podemos aprovecharlo como excusa para sanar o arreglar algún pleito que quizás ni siquiera nos acordemos cómo o cuando surgió. Un simple mensaje de WhatsApp seguido de un descorche, quizás termine en una grata charla.
Porque eligiendo algo que conozcamos o nos guste a nosotros, podemos transformarnos recomendadores con bases y fundamentos. Particularmente suelo recordar a quienes me sugieren buenos vinos.
Porque con una botella de buen vino podemos convencer a nuestros amigos de iniciar algo fabuloso como adentrarse en el mundo del vino. Tal vez ese regalo sea el puntapié inicial para que luego visiten la bodega en grupo o asistan a degustaciones, etc.
Y fundamentalmente, porque el vino siempre se comparte.