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¿Quién inventó el primer vino?

¿Qué tendrá el vino que nos pone tan alegres, que a veces nos hace hablar más de la cuenta y que hace que veamos todo desde un punto de vista más positivo? Un “je ne sais qua” que está presente desde hace miles de años en las civilizaciones más antiguas. Pero, ¿quién inventó el primer vino? ¿Cuál es su origen?  Si bien no tenemos testimonios quién fue el primer hombre de la historia en producir vino, lo cierto es que ya los pueblos persa, egipcio, griego y romano lo fabricaban y lo tomaban en sus celebraciones. Y sabemos que la primera mención a esta bebida se hace en el Antiguo Testamento, nada menos que en el Arca de Noé.

Lo creamos o no, lo cierto es que la creación del primer vino tuvo que ser algo accidental más que por la invención humana. Sin embargo,  si hacemos un viaje de miles de años para adentrarnos en las leyendas y en la mitología antigua, nos encontramos con preciosas historias que son un fiel reflejo de la importancia que el vino ha tenido a lo largo de la historia de toda la humanidad. No en vano, ha inspirado frases tan célebres como la del escritor francés François Rabelais:  “El vino es lo que más ha civilizado al mundo”.

Los persas y su gran historia de amor

Esta leyenda, que viene del Imperio Persa, tiene como ingredientes principales el amor, la pasión, la locura y la muerte. Cuentan que entre el año 4.000 y el 3.000 a. C. un monarca persa ordenó recoger las uvas del viñedo real y almacenarlas en el depósito del palacio. En este lugar, las uvas empezarían a fermentarse de manera natural y, al expulsar el carbono sobrante, el sótano quedó invadido por un extraño aroma. Como no había espacio suficiente para que escapara, quedó concentrado allí. Entonces, la gente comenzó a rumorear que se trataba de toneles de veneno.

Un día la cortesana favorita del rey, a consecuencia de sus celos por otra mujer, decidió suicidarse y al creer que dichos toneles contenían veneno, lo ingirió para poner fin a su vida. Cuando la noticia llegó a oídos del rey, bajó al sótano. Descubrió que la muchacha no estaba muerta, sino que bailaba felizmente por allí. De esta forma, accidental y no por invención humana, descubrirían que la bebida, lejos de ser un veneno era tan deliciosa para el paladar como para el alma. El rey llamó a esta bebida “Darou é Shah” (“el remedio del rey”).

Los egipcios y el esplendor del vino

Según los historiadores, la viticultura nacida en el Cáucaso, alcanzó su momento de esplendor en tiempo de los faraones egipcios. Habrían sido los egipcios los que idearon las técnicas más innovadoras, como el prensado de uvas. Lo cual, según decían había sido posible gracias al rey-dios Osiris, que enseñó a la humanidad a cultivar la vid, a cosecharla y a almacenar el jugo resultante. Mientras que su esposa Isis se ocupaba de proteger y cuidar todo el proceso en las primitivas bodegas.

Los griegos y el dios Dionisio

En la mitología griega, el dios del vino es Dionisio, hijo de Zeus, siempre representado con un racimo de uvas. En su juventud, Dionisio descubrió la viticultura y se dedicó a ello hasta que Hera lo hizo enloquecer y comenzaría a vagar por el mundo. Sería curado de su locura por la diosa Rea y entonces se dedicaría a enseñar todo lo que sabía sobre el vino y su producción en muchos lugares de Asia.

Los romanos y el dios Baco

Tampoco en al mitología romana podía faltar un dios del vino. Baco era hijo de Júpiter y en su honor se celebraban las fiestas Bacanales.. Al igual que Dioniso, Baco también habría transmitido sus conocimientos a los humanos sobre cómo cultivar las vides y producir vino.

Cuenta la historia que un día Baco iba rumbo a la ciudad de Naxia, pero decidió hacer una parada para descansar. Se dio cuenta de que a sus pies crecía una pequeña planta que decidió llevarse consigo. Esta planta era una vid.

Cuando Baco enseñó a la humanidad el arte de la viticultura, recordó los tres huesos con los que había transportado la pequeña planta. El primero, el de un ave. Por eso, al beber los hombres se ponían alegres y cantaban como pájaros. El segundo, el de un león. Lo que explicaba que si seguían bebiendo se convirtieran en leones. Y el tercero, el de un asno, que se asociaba con el estado en el que entraban los hombres al beber en exceso, cometiendo toda clase de insensateces y convirtiéndose en el hazme reír de todo el mundo.

Además de todas las historias y leyendas sobre el vino que acabamos de contar , hay otras muchas que están relacionadas con esta bebida a lo largo de la existencia de la humanidad. lo cual no resulta nada extraño, ya que la vid, por su resistencia a distintas altitudes, suelos y climas, y al hecho de necesitar poca agua, se encuentra presente en los cinco continentes desde tiempos inmemoriables. De hecho está demostrado que se trata de una de las plantas más antiguas que existen sobre la faz de la tierra.

Fuente: https://www.palaciolicores.com/blog/quien-invento-el-primer-vino/

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