Trabajando en una próxima nota donde recomendaré algunos vinos para este fin de año, ayer tuve la fortuna de toparme y degustar un lanzamiento que definitivamente ha sido de mis preferidos de este segundo semestre.
Se trata de Interminable de Bodega Sin Fin, un blend de añada 2014 que sorprende desde su imagen hasta su sabor.
Compuesto por tres varietales provenientes de Agrelo y Valle de Uco, el equipo enológico ha buscado meter en una botella lo mejor de lo mejor. Malbec obviamente como cepa representativa de Mendoza, Petit Verdot otorgándole la innovación y Cabernet Franc siendo la uva que está en boca de muchos (porque muchos quieren tenerla en su boca).
Tiene un paso por 18 meses en barricas de roble francés de primer y segundo uso.
Desde la vista denota su intensidad a través de colores potentes en la gama de rojos y púrpuras. En nariz se siente principalmente aromas que me hacen acordar a mermeladas caseras mientras se cocinan, casi una característica que nunca falta en este tipo de vinos. Se complementa con notas que aporta el roble (sutiles, no invasivas). En boca hace honor a su nombre, la verdad que cuando lo probamos las sensaciones que sentimos no queremos que se terminen. Taninos suaves, amables, envolventes que te dejan un sabor prolongado.
Respecto al maridaje, este es un blend que debería acompañarse con platos bien condimentados. Carnes rojas asadas con salsas o chimichurri. Pastas con salsa tipo bolognesa. Y si lo queremos para postre, con unos buenos chocolates amargos o pasas de uvas rojas combinarían a la perfección.
Un detalle no menor sobre El Interminable, es que cada año irá cambiando su composición (tipos de uvas con las cuales se crea el blend), convirtiéndolo así en un vino para coleccionistas.
Nota aparte merece el diseño de la etiqueta, a cargo del estudio Arena Bahamonde.
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Pablo Ponce
@pablop11