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El vino rosado… ¿es vino de minitas?

Los estereotipos encasillan cualquier cosa en diferentes sectores o personas a pesar que no sea necesario. Y una de ellas, desde que nacemos, son los colores: celeste varones y rosa mujeres.

Y si hablamos de rosados podemos hablar de vinos, y aunque inconscientemente para muchos este color es para «minitas», a veces no es tan así.Incluso en Canadá hace un tiempo se lanzó una campaña para acercar a los hombres al consumo del vino rosado.

Empecemos viendo muy sintéticamente la elaboración tradicional un vino rosado.

El vino rosado se hace a partir de uvas tintas y se elabora como un vino blanco.

¿Te mareaste? Tranqui, acá va la explicación:

Para lograr un vino rosado (los varietales más utilizados son Malbec, Sirah, Cabernet Sauvignon) la maceración (contacto de la parte sólida con la líquida) tiene que ser muy corta, entre 3 y 4 horas dependiendo como vaya tomando color el mosto. Esto es porque la materia colorante de la uva tinta se encuentra en la piel, entonces este tiempo es el ideal para que tome solo una parte del color y quede rosa. Luego, una vez que separamos lo sólido (piel y semillas) tendremos el mosto listo para elaborarlo con la misma metodología que un blanco.

Existe otro método que es a través del «sangrado».

Se obtiene mosto llevando las uvas en un tanque o pileta y dejando que el peso de las uvas logre el prensado. Como el mosto sólo está en contacto con la piel de las uvas por muy poco tiempo, el vino rosado que se obtiene mediante este método tiene un color muy pálido. Los vinos rosados que se obtienen mediante sangrado tienen buen cuerpo, son frutales y muy frescos.

¿Cómo, cuando y donde tomar un vino rosado?

El vino rosado tiene que beberse a una temperatura similar a la del vino blanco, entre 8°C y 12°C. Siempre recomiendo tenerlo en una frapera con hielo y agua ya que en la época de calor es cuando más se consume y puede perder su temperatura óptima si no mantenemos la botella en frío.

Notarán que muchos rosados tienen tapa a rosca. No se asusten, esto no significa que sea ni mejor o menor calidad, sino que es un tipo de cierre mucho más práctico para el consumidor. Además, el vino rosado es un tanto más frágil frente a la oxidación y técnicamente la tapa a rosca tiene un cierre hermético óptimo lo que nos asegura que no habrá incorporación de oxígeno desde que se tapa hasta que se abre.

El vino rosado es excelente para empezar a calentar nuestro paladar. Incluso si lo que vamos a comer es algo muy condimentado o fuerte. Para que quede claro: podemos tomarlo mientras estamos preparando un asado, previa ideal para acompañarlo de algunos quesos y embutidos mientras contamos algunas anécdotas como estas:

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También se pueden acompañar con platos de pescados grasos como atún, sardina y salmón.

Combina además con paellas de mariscos, verduras asadas, carnes de cerdo o pollo y pastas con salsas ligeras.

El vino rosado funciona muy bien como entrada para comenzar una cena o almuerzo. También como recepción en eventos especiales. Al ser fresco y frutado, nos prepara la boca para luego beber un vino más complejos y de mayor estructura en el caso que sean blancos o tintos de guarda.

¡Para las previas! Que mejor que innovar y salir del común denominador preparando tragos como estos:

Seis tragos imperdibles con vino

Más allá de todo esto que les conté, pienso que el vino rosado, más allá que comercialmente el consumo mayoritario se lo llevan las mujeres, merece un lugar importante en nuestro paladar, y si sos hombre y no lo consumís porque creés que es un vino de «minita» propongo que le des una oportunidad y descubras que pasaste mucho tiempo perdiendote de algo genial.

Pablo Ponce
@pablop11

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