O. Fournier, una bodega para conocer «in situ»

Hace poco tiempo volví a retomar contacto con un compañero de la facultad que distintas circunstancias hicieron perdernos por distintos caminos. Así fue como a través de twitter nos volvimos a cruzar.

Gran alegría me llevé al enterarme que hoy en día se desempeña como segundo enólogo de una gran bodega llamada O. Fournier. Y mayor felicidad me dio al llegarme una invitación para que conozca las instalaciones y sus vinos.

Estoy hablando de Ramiro Balliro (29 años) quién en 2011 decidió dejar su tierra natal sanmartiniana y establecerse en San Carlos.  Aunque no parezca, este fue un cambio radical. Más allá de este simil exilio a zonas por demás alejadas (distante de su familia, amigos, etc), esto significa cambiar la mentalidad de trabajo. Para quienes no saben, la forma de vinificar en la zona Este es muy diferente a la que se emplea en La Consulta (San Carlos, perteneciente al Valle de Uco).

En lo personal no conocía la bodega (sí sus vinos) y realmente es de esas estructuras con las que uno se queda impactado. Definitivamente hay que estar ahí para darse cuente de la magnitud.

La Bodega

El proyecto en sí comenzó en 2001, una vez diagramado los objetivos y focalizado el lugar se comenzó a construir en 2003, llevando dos años de proceso.

La bodega tiene 1.250.000 litros de capacidad en vasijas y actualmente tiene  1800 barricas de 225 litros y 91 barricas de 500 litros. Tiene una sala a la que llaman “el botellero” con capacidad para estibar 400.000 botellas. Actualmente hay 200.000 botellas en reposo esperando que lleguen a su punto óptimo para que salgan al mercado.

Sala de Microvinificaciones

Para quienes no saben del concepto, tener una sala de microvinificaciones es tener una bodega en miniatura, donde se puede jugar a probar y experimentar todo tipo de cosas con la uva, y si funciona, el siguiente paso es trasladar esos ensayos a grandes escalas.

Cuando le pregunté a Ramiro sobre esta sala, bastó notar el entusiasmo de sus expresiones para entender cuanto disfrutaba de ella.

“La sala de microvinificaciones es una de las joyas de la bodega. En ese lugar nos permitimos probar desde nuevos insumos (levaduras, taninos, enzimas, etc), técnicas nuevas de vinificación (como la doble pasta y las cofermentaciones con diferentes variedades de uva),  técnicas de vieja usanza (como el vino patero). Tratamos de hacer vinos dulces con variedades no típicas (es lo que más nos cuesta). También hacemos ensayos que vienen desde el viñedo, lo cual es fantástico porque no hace falta hacer la prueba en una extensión grande de campo. En definitiva es el lugar que más disfruto de la bodega. Una curiosidad es que tenemos la misma sala de micro en España, y tratamos de hacer los mismos ensayos.”

Líneas de vino

La bodega O. Fournier tiene 3 líneas de vino:

• Urban Uco que es el nivel de entrada. Actualmente en el mercado se está comercializando la añada 2012
• Beta Crux que es la gama media, donde se trabajan dos varietales, Sauvignon Blanc y un blend de tinto que tiene de base 60% de Tempranillo, 30% Malbec y 10% Merlot.
• Por último la línea de Alfa Crux es la más alta que tienen. Acá encontramos un Malbec 100% y un blend 60% Tempranillo, 30% Malbec y 10% de Cabernet S (actualmente en el mercado está la añada 2005).

Este año salen los Urban Uco 2012, el B Crux 2009 (92 puntos Parker) y el Alfa Crux 2006 (94 puntos Parker)

Cabe destacar la importancia que O. Fournier le da al Tempranillo. Trabajan de manera muy precisa con este varietal, formando parte de sus principales cortes.

La cava

La gloria de la visita fue, después que me sirviera cada uno de estos vinos para probarlos, el momento en que agarró la Venecia y al grito de “vamos a la cava a probar barricas” nos dirigimos al subsuelo. Sinceramente esas son las cosas inolvidables que uno se lleva de estas visitas. Tener la posibilidad de probar esos vinos que muy pocos conoces de manos del propio hacedor es impagable.

La presencia que tiene la cava realmente es impactante. Como les contaba antes, tiene 1800 barricas de 225 litros y 91 barricas de 500 litros. Además funciona como sala de arte a través de distintas exposiciones.

El Restaurant

A la hora de preguntarle por el restaurant, Ramiro a su júbilo de igual manera que cuando me contaba sobre la sala de microvinificaciones.

«El restaurant es una de las partes que más me gusta de la bodega y por eso es que subí como 15 kilos desde que trabajo en O. Fournier. Durante el almuerzo podes ir a comer a la bodega en donde tenés un menu de seis pasos increíble… lo mejor es que nuestra Chef conocida mundialmente (Nadia Haron) combina de muy buena manera el vino con la comida (muchos le dicen maridaje, yo simplemente me quedo sin palabras porque tengo la boca llena) además siempre se usan frutas y vegetales de la época, lo que hace muy sabrosa la comida. También tenemos un plato para vegetarianos por si no te gusta la carne (no es mi caso particular).»

Mientras seguíamos charlando y tomando, nos dimos cuenta que ya habían pasado tres horas desde mi llegada y lamentablemente tenía que emprender viaje nuevamente. Eso sí, al ojo humano y cuerdo, se sintieron como 15 minutos en tiempo real. Y es que uno en estas circunstancias entiende el término “the time is flying” (o algo así).

Pueden seguir a Ramiro en su twitter: @RamiroBalliro

Algunas fotos más

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Gracias a Fran Muñiz quien además de acompañarme, me llevó y me trajo sano y salvo.

Pablo Ponce
@pablop11